En particular, en este año paulino, deseamos
- dejarnos guiar por las reflexiones propuestas en el «Proyecto de animación» para saborear «juntas» la riqueza de nuestra «paulinidad»;
- intensificar la meditación personal y la coparticipación comunitaria de la Palabra, dando prioridad a los textos paulinos;
- comprometernos, especialmente en algunos tiempos «fuertes» del año (por ejemplo en la novena de la conversión de San Pablo o en la solemnidad de San Pablo), a una «lectura continua» de alguna carta del apóstol Pablo (especialmente la carta a los Gálatas, la carta a los Corintios y la carta a los Filipenses);
- abrir el corazón a todos los pueblos y culturas, dando también a nuestros centros un rostro ecuménico particular, según el auspicio del Papa «que el año paulino contribuya a renovar nuestro entusiasmo misionero y a hacer más intensas las relaciones con nuestros hermanos de Oriente y con los otros cristianos que, como nosotras, veneran al Apóstol de las gentiles»;
- cuidar con más intensidad la pastoral vocacional, compartiendo con las jóvenes y con los laicos las riquezas del carisma paulino;
- crecer en sentirnos «Familia» y «Familia Paulina», una Familia que goza junta, crece junta y comparte la belleza del don.
Con el Papa Benedicto XVI, que tanto ha querido celebrar este año paulino, deseamos que «San Pablo, gran evangelizador e incansable constructor de unidad, nos ayude a ser dóciles a la voz del Espíritu y nos obtenga aquel ardor misionero que inflamó toda su existencia».
Sor M. Antonieta Bruscato
Superiora general
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